jueves, 23 de abril de 2015
Escritura de relatos mitológicos
Es la literatura de tradición oral la que puede convertir la palabra en figura simbólica y
transformar en habla un cúmulo de símbolos. Será en el reino de la Literatura Popular donde el mito
alcance también nivel poético, convirtiéndose de este modo el símil y la metáfora en insustituibles
recursos retóricos para comunicar conceptos y emociones. Estas dos figuras literarias, generalmente,
dan coherencia a la realidad social en la que vivían los pueblos antiguos y en ciertos aspectos nos
describen sus vivencias.
Son innumerables y variados los entes en los que se inspira el pueblo en la búsqueda de la
comparación e identificación entre el mundo real y el sobrenatural, existiendo en el hombre una
tendencia innata a relacionar las fuerzas cósmicas con seres fantásticos a la vez que se origina una
interacción de los rasgos comunes (concepción interactiva), donde hay siempre un término
intermedio (la luz, el color, la configuración, el sonido, la voz, etc) que tiene atributos
consustanciales a los dos mundos: el humano y el sobrenatural. Es decir, relatos que se basan en
algún tipo de memoria del pasado, mezclando realidad y fantasía.
El hombre siempre ha mitificado lo misterioso y los primitivos interpretaban el poder de la
naturaleza como signo de una fuerza sobrehumana, siendo el miedo a lo desconocido lo que provoca
una argumentación mítica, exigiendo asimismo en la introducción de lo fantástico una vulneración
de las leyes de la naturaleza.
Las fábulas eran para los pueblos legendarios un medio de expresión, de comunicación y de
estructuración de la sociedad y como tales sociedades arcaicas que ignoraban las causas de los
fenómenos atmosféricos, tuvieron que expresar estos enigmáticos acontecimientos mediante una
serie de mitos. Relatos que como forma de expresión y comprensión también usaban los profetas y
los filósofos para comunicar postulados religiosos o filosóficos con la finalidad de satisfacer
necesidades religiosas o ansias morales. Y como el pueblo para explicar lo que observaba recurría a
la imaginación, predomina en sus tradiciones más lo sobrenatural que lo real o histórico,
convirtiendo los mitos en símbolos y dando pábulo a innumerables narraciones fantásticas.
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